¿Cómo podemos definir la alegría? Y si acaso la encontráramos ¿Cómo haríamos para que nunca nos abandone?
La alegría es una experiencia absolutamente espiritual, y es una clara y definida combinación de armonía, paz y entusiasmo, que se encuentra a los pies de la oración. Ahora bien, la alegría tiene diferentes niveles de profundidad, la forma más rápida de acercarse a ella es a través de la gratitud espiritual, es decir alegría es también el contentamiento de sentir lo que siento cuando mi corazón agradece, porque tiene confianza y seguridad y se siente fortalecida en el amor que contempla, en el amor que recibe y en el amor que da. ¿Y como hacer para que la alegría se mantenga, se incremente y se fortalezca?.
Pues bien, la manera correcta es alejando la mentira, la soberbia, la vanidad, la amargura, el resentimiento, la envidia, el odio. En buena cuenta dejar que el espíritu sea libre y volar, y así este podrá regresar a su hogar alerta al éxtasis espiritual, al éxtasis de sentir el amor de verdad, el cual se ha revelado a sí mismo el milagro del amor.
La alegría es solo continua en el estudio de la fe; la fe es grande como un océano, y en su profundidad guarda una revelación divina, y la alegría siente que hay una alegría mayor, más plena , más amada y se llama felicidad, y es aquí donde esta la plenitud verdadera, la ciencia perfecta de valor sin igual, que nos da visión y entendimiento en el centro de nuestro ser, porque la alegría es el valorar al ser como la capacidad única y superior de Amar.
Autor: Oscar Basurto Carbonell
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