Hoy, mi Dios eterno, siempre justo y pleno de amor verdadero, te agradezco mi dolor, mi sufrimiento y mi miseria. Bien se que no soy merecedor de tu luz; mas, pese a mi mortificacion, siento el calor de tu presencia que hace de la ausencia y de la carencia de todo lo naturalmente bueno, algo que seguro me merezco, pero puedo ver desde mi pesar, tu claridad radiante y eso no solo me consuela sino que me alienta a que un dia, tenga de ti misericordia y compasion. Soy sin embargo, un ciego que no puede ver tu luz, soy ignorante como el polvo del camino pero Tu por ser grande y eterno, me dejas sentir tu calor. Te amo, mi Señor, pese a las heridas, pese a los conflictos, pese a mi propia vida porque en mi no hay nada y en Ti, lo hay todo.
Y en mi tristeza, puede haber tambien una gota de alegria que disipa las tinieblas en mi corazon; no hay otra razon mas importante para la vida que tu presencia; y en la ausencia de mi ser perdido, yo te pido que me encuentres, que no me abandones, que sea tu voluntad en esta vida, que siempre es tuya porque mio solo es el lamento y el pesar, pero en mi pequeñez tengo algo grande que solo Tu puedes dar: que te amo y te amare siempre por sobre todas las cosas, Tu siempre eres mi Señor.
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