viernes, noviembre 20, 2009

Nutriendo el Alma



La vida es un camino donde a través de las experiencias aprendemos a valorar los propósitos divinos, y hay por supuesto leyes y normas, que han hecho algunos hombres sabios en el corazón, más otros repudiando el amor, y siendo rebeldes y violentos, cambiaron el significado de la vida con esa actitud negativa, desarrollando ambición desmedida, violencia, espíritu de engaño y destrucción.

Pero Dios el creador tiene para el hombre verdadero, su amor imperecedero, y cuando el hombre es consciente de este amor, el espíritu del hombre se glorifica, y la conciencia se fortaleza y la vida se afirma solidaria entre unos y otros, y entre todo el universo, y así la paz, la prosperidad y la salud florecen.
El hombre necesita recibir enseñanzas de amor y madurarlas en su corazón y en su mente, y luego fortalecer estas semillas y hacerlas tan grandes como un árbol, y con su grandeza tocar las estrellas. Pero resulta que muy pocos sienten y reciben un amor sin condiciones, antes de todo la cultura de la vida, es el niño de hoy, y el hombre del mañana, y este necesita ser protegido, nutrido y apoyado por un amor tierno, comprensivo que le de atención, cuidado, espacio y tiempo, y que le permita desarrollar la identidad y la fortaleza, en todo el sentido de la palabra, en la vida física, psicológica, y espiritualmente.
Y solo de esta manera la mente que nace y se inicia retendrá los fundamentos de una vida justa, noble, y verdadera, mas frente a estas carencias, la mente se hace débil, los sentimientos se perturban y el cuerpo inexorablemente enferma, y el individuo indudablemente caerá y decaerá como si una flor se marchitara.
La vida puede ser muy frágil, pero la presencia espiritual y personal son tan importantes, y tenemos que tener en cuenta que tan solo basta un instante para perder el buen rumbo, ya que el principio de la vida no esta maduro, y se necesita una gran dedicación en la conciencia y cultura del bien. Y solo así entonces los propósitos crecerán en el pensamiento del hombre, y no se envenenara con el egoísmo, la soberbia, y la vanidad, sino que recibiendo amor, aplicara amor en todas las obras de su vida tanto como para recibir como para dar.
Pero estos escenarios son ya casi utópicos, en la mayoría de los casos el hombre se enfrenta al niño, y en casos aun mas espantosos hasta lo asesina y lo mata, y en sociedades primitivas donde se cultiva, se admite y se solicita el aborto, y esto sucede porque el hombre no respeta su principio (el niño), pues lo hiere y lo mata. Si se cambian los valores el hombre se confunde y la ambición prevalece, y se tiñen de sangre sus manos, y se hiere aun más a Dios.
Preguntémonos, ¿como puede haber paz?, ¿como puede haber felicidad?, la salud del hombre es también la salud de los pueblos, y es también su destino. Enderezcamos los caminos, regresemos al origen y cultivemos el respeto y la identidad, y el corazón y la conciencia de todo lo que vive, porque esta es la base necesaria para procurar la salud.

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